Y es que Richard cuando se presenta con su “Flamenco Project” se hace llamar “El Bona de Jerez”
Es ésta la última aventura musical en la que anda trasteando este camerunés virtuoso del bajo, y juguetón avanzado en todo tipo de instrumentos.
Un poco de historia…
De pequeñín, allí en su barrio de Douala tocaba de tó y cuando ya estaba decidido a escoger a la guitarra como compañera, se coló en sus oídos un disco del flaco
Jaco Pastorius .
Gracias a Jaco , “El Bajo” deja de ser el eterno colchón de una Banda y el estereotipo de “tímido bajista” da por fin un paso al frente.
Es cuando el foco hace visibles a los bajistas, que toman protagonismo y hasta triunfan con unos “solos” de su instrumento que el público aplaude y las grupies agradecen…
Debéis saber que a los bajistas no les importa hacer la cama, pero recordad que a los bajos también nos gusta deshacerlas. Thanks Jaco!
Richard Bona se quedó fascinado del sonido, del punch, del slap!, del toque Pastorius y ni corto ni perezoso, este Richard todo“Azalvajao”, arrancó dos cuerdas de su guitarra para convertirla, así del tirón, en un bajo macanudo.
El bueno de Richard comparte escenario y vivencias, aparte de con su Sexteto, con algunos de los mejores músicos del planeta en lo que se refiere a jazz, funk, pop o llámalo simplemente música pa gozar. Nivelón que tiene el compadre!
¿Un bicho le ha picado? Sí, el bicho del Flamenco que lo tiene to loco y no encuentra vacuna…
Inquietud , qué bonito nombre tienes.
La sala But de los Madriles se convirtió durante un par de horas en la Venta Vargas, el Corral de la Pacheca, Barrio de Santiago, y en una Cueva del Sacromonte.
La juerga flamenca nos llevó principalmente por alegrías, fandangos, y bulerías. Los jóvenes flamencos que le acompañan en el Projecttienen técnica y pone toda la carne en el corazón.
Destacar la guitarra luminosa y cristalina de Antonio Rey (Premio Nacional de guitarra ) que entrelazada con las guitarras de sus compadres Yerai Cortés y Daniel Melón, consiguieron lucir por Paco en precisión y hondura.
En la percusión, enorme José Montaña ,y en las voces, el quejío añejo del joven Israel Fernández y el sentimiento delicado de mi admirada Sandra Carrasco.
Tampoco faltó la presencia del juguetón violín del francés Thomas Potirón y el baile de otro chavalote que cada vez está más presente en los escenarios y que sorprendió gratamente al personal: José Maldonado.
Como diría el gran Kiko Veneno: “Volando voy , volando vengo, por el camino yo me entretengo”.
Richard Bona anda pasando noches muy Bonas. Lo dice su sonrisa y me lo cuenta su vacilón.
Su público habitual echó de menos un par de “chuches” del Bona al que les tiene acostumbrados , pero esta noche no era la noche de Bona haciendo de Richard, era la noche del “Bona de Jerez” .
Quiero dar las gracias al ojo que todo lo ve requetebién : Guillermo Iglesias.
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