El poder contagioso de la sonrisa.
No dejes tu sonrisa en modo barbecho hasta que abra el bar de la esquina, ni para cuando vuelvas a la grada, para cuando veas a los compis de clase, de trabajo, de petanca, de tute, julepe, bingo, karaoke, verbena, discoteca, after, concierto, teatro, museo, gimnasio, súper… Es ahora cuando es más necesario que brille, en tu casa, en las distancias cortas, en familia, con los tuyos. No la dejes oculta en el trastero, en el armario de salir ni en el cajón del pan. Por suerte también es contagiosa. ¡Prueba y verás!
SALUD-OS! #yomequedoencasa